Press "Enter" to skip to content

La psicología de la deflación

 

No todo el mundo está de acuerdo con la solución adoptada para Grecia. La reacción inicial a la propuesta de John McDonnell de un «QE Popular» para imprimir montones y montones de dinero para financiar el gasto de capital fue probablemente el mismo para la mayoría de los lectores: la propuesta no tenía sentido.

Sin embargo, la cuestión no está muy clara respecto a Grecia.

En el apogeo de la crisis antes de aceptar la «solución» de la UE, había un fuerte consenso en que sería mejor para el pueblo griego dejar el euro, defaultear su deuda imposible (cosa que deberá de hacer de todos modos) y volver a la adopción de la dracma.

Esto daría lugar de inmediato a una devaluación de su moneda y a la pérdida de los ahorros para muchos, pero podría terminar dando Grecia la oportunidad de crecer nuevamente cuando somatice su nueva situación económica.

Ese curso parece muy similar a la propuesta de McConnell, podría brindar muchos beneficios a las instalaciones públicas, tales como escuelas y hospitales, siempre que el dinero público no sea desperdiciado en los aumentos salariales masivos para los servidores públicos!

No compro este argumento totalmente pero me deja pensando.

Es un punto interesante. Y vale la pena pensar en el tema. Lo fundamental para mí es que todas las acciones tienen consecuencias. De modo que imprimir dinero y entregarlo a cualquiera, un banquero, un constructor, puede tener muchos efectos que no son fácil de predecir.

Algunos de ellos podrían ser buenos. PBI podría subir.

Algunos podrían ser malos. La inflación podría subir y hacer la vida más difícil para los que tengan ahorros, trabajadores y pensionistas.

El punto central es que no se puede tener certeza de las consecuencias. Nadie las puede tener. No podemos interferir en algo tan complejo como la economía y predecir con exactitud lo que sucederá. No sabemos qué va a ser beneficioso, ni que va a ser un desastre.

Sólo se puede adivinar.

El verdadero problema para mí, lo sitúo a nivel personal. Cualquier persona que predique este tipo de esquema y finge que saben con certeza lo que sucederá, está mintiendo. Pero, con el fin de transmitir el esquema aceptado… tiene que fingir que sabe exactamente lo que va a pasar.

Moralmente, esto no me parece correcto.

Sobre el tema estuve hablando con John Stepek, editor de la revista MoneyWeek. John cree que hay una posibilidad que toda esta impresión de dinero sea en realidad deflacionaria. Existe una cosmovisión deformada que lleva a la gente a atesorar más dinero, no gastarlo.

John hizo su análisis:

Siempre he pensado que con bajas tasas de interés, existe un aspecto descuidado del problema y es el impacto en la psicología de los inversores.

Una de las características de los tipos de intereses bajos y astringencia financiera, es forzar a las personas con capital a tomar más riesgos con su dinero. Pero esto ignora por completo la psicología de los dueños del capital.

Si usted está ahorrando dinero, es porque desea mantenerlo para algo. Tal vez no es para un objetivo específico. Tal vez solo sea como una reserva eventual, o para una red de seguridad.

Y tal vez a otra persona, un banquero, o un economista, por ejemplo, diría que está actuando irracionalmente. Algo debe hacer con su capital extra. Tal vez, incluso diría que usted no merece obtener un rendimiento «real» sobre su dinero porque usted no está tomando ningún riesgo.

Aquí llegamos al núcleo de todo el problema económico. La gente no sólo maximiza el beneficio racionalmente. No somos máquinas, y no somos homogéneos. Todos necesitamos cosas diferentes en diferentes momentos para hacernos sentir seguro y cómodo con nuestras situaciones.

Y si hay una fuerza motriz que no se puede subestimar, es el ansia humana de la seguridad.

¿Se sienten inclinados a gastar más dinero? ¿O a aumentar su propensión al ahorro, para compensar el mayor riesgo al que está expuesto su dinero? Sospecho que es lo segundo.

No es nada claro el tema. Por un lado, en realidad se está aumentando el deseo de las personas con capital a ‘atesorar’ en vez de gastarlo de una manera que podría ser económicamente beneficioso.

La situación es casi imposible de dilucidar, el descubrimiento de los efectos reales de este tipo de intervención en la economía no son predecibles. En la toma de decisiones. En psicología. En las motivaciones de las personas.

Este tipo de cosas no se puede medir fácilmente. En consecuencia, los economistas la ignoran.

Grave error.

Nick O’Connor – Capital and Conflict

Comments are closed.