Press "Enter" to skip to content

Las Falacias y el kit del Escéptico de Carl Sagan

El lógica, una falacia (en latín: fallacia, engaño) es una forma de razonar que parece conducir a nuevas verdades, pero es defectuosa y puede hacernos caer en un error. Algunas falacias se usan con intencionalidad para manipular a los demás o persuadirlos de conceptos falsos, mientras que otra se emplean sin mala intención o son fruto del descuido o la ignorancia de quienes pretenden argumentar de manera lógica. La falacia tiene que ver con la estructura del razonamiento, no con su contenido, sino la inconsistencia de su procedimiento lógico.

Falacia ad verecundian

Supone que una idea es verdadera por el peso de la autoridad que la propone. Este argumento fue muy poderoso en el pasado. Cuando el rey decía algo, eso era verdad simplemente por que el lo decía. Esta es la primera falacia de la que se cuida quien aplica el método científico. En la comunidad científica el argumento de la autoridad no tiene importancia, aunque provenga de científicos eminentes.

La metodología de análisis que se usa en la política esta mas cerca de la magia que de la ciencia. Mantiene vigente el argumento de l autorid, una reminiscencia de una época en que creían que Dios gobernaba el mundo por medio de los reyes y Dios no podía equivocarse.

Falacia ad hominen

El argumento ad hominen ( del latin “ contra el hombre”) es otra falacia que con frecuencia son victimas los políticos y analistas arcaicos. En lugar de escuchar y analizar lo que dice alguien, simplemente tratan de refutarlo porque no pertenece a su secta. Entre los científicos , como en todas las comunidades, existen personalidades que tienen resistencias y se tiende a rechazar una hipótesis porque quien la defiende es antipático o tiene conflictos con otros científicos.

En el campo de la política, esta falacia impregna el discurso y se resiste a todo argumento. Si un miembro de un partido dice algo, sus adversarios se siente en la obligación de refutarlo y muchos periodistas , en lugar de analizar el contenido de lo que se expresa, tratan de encontrar los motivos por lo que afirma algo. Cuando alguien enuncia una hipótesis, no entienden el contenido, sio que tratan de encontrar la intencionalidad de o que se dice.

Muy pocos tratan de entender el argumento de los otros para seber cuan correcto puede ser y enriquecerse con nuevos conocimientos, una actitud usual en los medios científicos.

Falacia del hombre de paja

Llamada también “falacia del espantapájaros”, consiste en deformar los argumentos del adversario tergiversando, exagerando o combinando sus palabras  para refutarlo. Quienes usan esta  falacia  no pretenden discutir honestamente los argumentos de su adversario, sino caricatulizarlos para producir un espectáculo que agrande a sus creyentes.

Esta falacia es común en la política tradicional que trabajo con doctrinas y no con hipótesis, en donde la fe no deja espacio par el método científico. En vez de etudiar lo que se dice el adversario simplemente se lo descalifica con algún apelativo. Hay palabras que se han institucionalizado para eso: neoliberal, comunista, derechista, izquierdista, nazi o cualquier otra de ese tenor.

 

Falacia de la excepcionalidad

En el campo de las ciencias no caben excepciones, milagros ni cosa inexplicables. Todo lo que existiese explica partir de ciertas leyes, y si eso no es así, se deben revisar las normas porque nada puede caer en la excepción. Cuando la observación reiterada dice que existe algo distinto a lo que era previsible según el paradigma, no cabe alegar que se ha producido un milagro.

En las campañas electorales algunos esgrimen el argumento de la excepcionalidad para decir que su lugar geográfico o su partido son únicos, que no se pueden comprender sino desde adentro. La actitud sirve para mantener prejuicios y posiciones irracionales que solo tienen sentido para grupos de personas que piensan de la misma manera, un elemento importante para ir a la derrota.

Falacia post hoc, ergo propter hoc

Sagan menciona la falacia post hoc, ergo propter hoc (“lo que viene después de esto es causado por esto”) que es propia de la falsa causalidad.

Para no caer en equivocaciones debemos verificar si en realidad existe una relación entre la variable que parece independiente y la que parece dependiente.

Solo la investigación, la cuantificación de todo lo ocurrido, permite generalizar hipótesis que nos servirán en las siguientes campañas.

Falacia del falso dilema

Cuando se usa eta falacia se ofrecen dos posibilidades como si fueran las únicas, cuando en realidad existen otras alternativas que no se analizan. L a falacia del falso dilema utiliza con frecuencia el operador lógico “o” de manera incorrecta para polarizar opciones: “Elija entre el candidato de los de ricos o de los pobres”.

Un falso dilema puede trabajar con más de dos alternativas y seguir ocultando la existencia de otras que pueden ser más importantes.

Falacia de la media verdad

Esta falacia opera cuando se mencionan datos que respaldan una tesis, ocultando al mismo tiempo los que la desmienten. La verdad parcial es la peor de las mentiras. Es una de las falacias que los lógicos clasifican entre las atención selectiva porque manipulan a la persona para que se distraigan con los datos que resalta a quien las usa y no en otros que la contradicen.

Falacia ad ignorantiam

Eta falacia tiene una estructura lógica negativa: dice que algo es cierto porque es imposible demostrar que es falso. Los que usan esta falacia no afirman la veracidad de lo que defienden, sino que argumentan que es imposible que se demuestre que estén equivocados.

Falacia ad populum

Esta falacia mantiene que algo es verdadero porque la mayoría cree que es verdadero. A igual que la falacia de la autoridad, es una falacia genética, que supone que una idea es validad por la importancia de quien la origina, sea un ser humano individual o un colectivo que fue idealizado por los románticos: el pueblo. Quienes mantienen esta falacia suponen que el pueblo no se equivoca y repiten el adagio vox populi, vox Dei, la voz del pueblo es la voz de Dios.

La falacia es el instrumento de todos los totalitarismos que imponen sus proyectos en nombre de un pueblo difícil de definir y cuantificar. Cada déspota se proclama vocero de este colectivo imaginario al que no le permite desarrollar sus puntos de vista, ni expresarlos.

La falacia ad populum es la base del democratismo que proponen algunos para superar la crisis de la democracia representativa con artimañas legales.

Falacia ad antiquitatem

Esta falacia esta emparentada con la anterior y plantea que algo es cierto porque la gente así loa creído durante muchos años. En definitiva, algo es correcto porque esta respaldado por la tradición. La falacia se asienta en dos falsos supuestos. Primero, que en la Antiguad, cuando surgió esa creencia, se hicieron las pruebas pertinentes para saber si era o no correctas. Aunque se hubieran hecho, el supuesto puede perder sentido si con el avance de la ciencia el tipo de la prueba que se hizo ya no tiene vigencia acerca de la biografía de Jesucristo.

Falacia ad conditionallis

Es una falacia que se usa reiteradamente en televisión. Se proyectan programas disparatados acerca de la biografía de Jesucristo, la presencia de alienígenas ancestrales o de la historia de civilizaciones sofisticadas que habían existido antes de la Edad de Bronce. Las versiones de estos hechos se exponen sujetas a la falacia ad antiquitatem, que plantea una condición indefinida que no se puede verificar. Se usan términos sujetos a una condicionalidad difusa, “si fuese cierto”, “muchos dirían”, “habría”, o se mencionan a personajes bizarros para dar verosimilitud a sus disparates.

Quienes difunden la pseudociencia utilizan este formato: presentas sus trabajos desde un supuesto incierto y desarrollan contenidos sin sentido.

Los dogmas

El conocimiento arcaico se construye a partir de los dogmas, unos postulados que no se pueden poner en cuestión, aunque toda la experiencia empírica los contradiga. Los dogmas no admiten críticas ni dudas. Al tiempo de la independencia solo los Estados Unidos de América tenían un gobierno democrático. Era un modelo para los revolucionarios de la época. Fue difícil superar ese dogma, dado que se tenia la sensación de que al desafiar los designos divinos vendrían grandes desgracias.

El maniqueísmo

Otra falacia que impide un análisis objetivo de la política es el maniqueísmo, que constituye su verdad a partir de la oposición entre cosas intachablemente buenas y otras puramente malas.Esta concepción falaz de la realidad carece de coherencia lógica. Si alguien dice que lo ocurrido en un momento de la historia fue obra del diablo, deberíamos entender desde el punto de vista lógico que podría pretender esta caballero con su trabajo y entrevistarlo para averiguar porque lo hizo.

( Extracto del libro de Jaime Duran Barba y Santiago Nieto “ La política en el siglo XXI” – pag. 73 -105)

 

(Nota de la redacción: El diccionario de la Real Academia establece una distinción entre falacia y sofisma. Define falacia como “Engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien” y “Hábito de emplear falsedades en daño ajeno”; un sofisma es una “Razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso”. Además de este uso común, estos dos términos tienen también un uso técnico, en lógica, falacia y sofisma son términos prácticamente sinónimos con los que se designan los razonamientos aparentes, da igual lo que se pretenda con ellos. Puesto que los sofismas o falacias quedan definidos como “razonamientos aparentes”, es imposible entender qué es un sofisma si antes no se sabe qué es un razonamiento.)

Comments are closed.