La tendencia reciente en el empleo argentino ha causado la preocupación de distintos actores sociales importantes. Mientras que los sindicatos organizaron una convocatoria importante en la ciudad de Buenos Aires, partidos políticos con distinto grado de afinidad hacia el gobierno han propuesto una ley que incrementa las indemnizaciones por despido, entre otras cosas, con la esperanza de que ésta mantenga el nivel de empleo.
En esta nota analizamos los efectos económicos de los costos de despido.
Contexto
En menos de seis meses de gestión, el gobierno de Macri ha generado muchos cambios económicos significativos. Entre ellos, podemos destacar el fin del cepo cambiario, una devaluación considerable de la moneda (que sinceró el verdadero valor relativo del peso), el recorte de subsidios en los servicios públicos, la negociación con los holdouts y el retorno a los mercados de capitales, entre muchas otras más. Adicionalmente, la administración inició un proceso de reorganización del sector público que generó, según el gobierno, aproximadamente 10 mil despidos.
Por un lado, los despidos en el sector público han tenido alta repercusión mediática. Por otro lado, las demás medidas mencionadas buscan remover obstáculos al crecimiento que mantuvieron la economía estancada durante prácticamente el último lustro. En el corto plazo, es posible que hayan tenido efectos recesivos. Pero de aquí en adelante, es esperable cierto rebote en el nivel de actividad debido, no sólo a que se han reducido estos escollos que padecía la economía argentina, sino también a que la confianza en el nuevo gobierno atraería un flujo importante de inversión extranjera al país. Todo esto, se espera, tendería a volver a estimular la demanda de trabajo y por tanto el nivel de empleo.
Efectos de la ley de despidos
El componente central de la nueva ley es aumentar la compensación que los empleadores deben dar a sus empleados cuando los despiden. Quienes la promueven esperan que el costo adicional del despido induzca a los empleadores a mantener a sus empleados. Sin embargo, las decisiones de contratación y despido son complejas e involucran la formulación de conjeturas sobre el futuro. Por lo tanto, el efecto de la medida es distinto si se prevé que la actividad va a mejorar que si se prevé que la actividad va a empeorar.
El costo de despido es una variable sensible que puede afectar distintas variables del mercado laboral. La literatura ha indagado sobre los posibles efectos sobre salarios, nivel de empleo, y rotación laboral. Dado que los efectos de la ley de despidos son complejos, en esta entrada nos dedicaremos a estudiar los efectos sobre las decisiones de contratación y despido, lo cual nos lleva a predecir el efecto sobre el nivel de empleo. No es que consideremos que las demás variables no sean importantes, sino que queremos concentrarnos en la principal variable de consideración política que ha motivado la legislación bajo consideración.
Un modelo sencillo que estudia los efectos del costo de despido a lo largo del ciclo es presentado en Bertola (1990). Bertola compara sólo dos estados de la naturaleza, “bueno” (cuando la productividad del empleo es alta) y “malo” (productividad baja). Existen empresas que maximizan el valor presente esperado de beneficios que toman decisiones de contratación y despido (ambas costosas) en cada uno de los estados de la economía. Este modelo es atractivo en el sentido de que estas simplificaciones permiten concentrar el análisis en cómo el nivel de empleo varía a lo largo del ciclo con distintos costos de despido.
En ausencia de costos de despido, el empleo y el producto tienen el mismo comportamiento cíclico: en los momentos “buenos” el producto es alto y también lo es el empleo; en los momentos “malos” se emplea a menos gente y se produce menos. El análisis de Bertola muestra que el costo de despido puede suavizar el efecto del ciclo económico sobre el nivel de empleo. Es decir que mientras mayores son los costos de despido menor es la caída en el empleo en los momentos malos; pero también es menor el aumento del mismo en los momentos buenos. La idea básica puede ser resumida en el siguiente gráfico.
El Gráfico 1 muestra cómo varía la demanda de trabajo con las fluctuaciones del producto. La demanda de color negro, Dsf, corresponde a la demanda de trabajo en ausencia de fluctuaciones. Las demandas de color verde corresponden a situaciones “buena” (Dba) y “mala” (Dma) con alto costo de despido. Similarmente, las demandas de color rojo corresponden a situaciones “buena” (Dbb) y “mala” (Dmb) con bajo costo de despido. Si suponemos un salario constante (línea punteada horizontal) vemos que el nivel de empleo varía más mientras menores son los costos de despido -notar que también podemos suponer que los salarios no están dados, caso en el que si la oferta de empleo no es totalmente rígida, la conclusión básica obtenida en este análisis se mantiene-. Entonces, los altos costos de despido tienen el efecto de reducir la variabilidad del empleo.
La misma conclusión que se extrajo del Gráfico 1 puede verse en el panel (a) del Gráfico 2. Allí vemos que cuando hay mayores costos de despido (línea verde) el nivel de empleo fluctúa menos.
Sin embargo, el panel (b) del gráfico muestra que la medida puede tener efectos perniciosos si se la aplica en el momento incorrecto. En el panel (b), la ley se sanciona en el valle del ciclo, momento en el cual el empleo crecería fuertemente. En ese caso, vemos que la ley tiene el efecto contrario al deseado: en vez de frenar la caída en el empleo hace más lenta la recuperación.
Comentarios finales
Por lo pronto, la discusión anterior muestra que la ley de despidos puede fracasar en su principal objetivo en el contexto actual. Adicionalmente, no deseo que algún lector interprete que este análisis implica que sería deseable incrementar los costos de despido cada vez que la economía alcanza la cima del ciclo económico, antes de que empiece el proceso de caída del empleo. Si un gobierno intentase hacer eso, los agentes económicos lo terminarían anticipando, afectando así sus decisiones de empleo en todas las fases del ciclo económico. De hecho, el gobierno argentino ya lo hizo en 2002 (en un contexto donde se podía justificar la medida), lo cual convierte a este proyecto en más dañino de lo que aparenta a priori.
Sebastian Galiani
Referencia
Bertola, G. (1990). “Job Security, Employment and Wages”. European Economic Review, vol. 34, pp. 851-886.
Foco Económico
http://focoeconomico.org/2016/05/04/ley-anti-despidos/
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