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El Inversor Diario Monitor 30.05.2016

 

Derribando tres argumentos en contra del oro

Porque el oro debería ser la nueva moneda

Nuestro experto internacional y editor de Inteligencia Estratégica, Jim Rickards, es un gran defensor de esta idea. Él está convencido que todas las monedas actuales se deberían atar al oro. Y que esto sería muy beneficioso para todo el mundo.

Pero los economistas convencionales odian esta idea. Encuentran varios problemas a esta propuesta. Y hoy Jim, cansado de escuchar estos argumentos en contra del oro cada vez que da entrevistas a los medios de comunicación más prestigiosos del mundo, rebate las tres críticas más comunes de estos especialistas.

Tanto si te gusta el oro, como si no te gusta, no te deberías perder esta columna si realmente no quieres que los cambios en el sistema financiero mundial te agarren por sorpresa.

Federico Tessore

Para El Inversor Diario

En el mundo existen pensamientos “tradicionales” que perduran en el tiempo por más que no tengan mucho sentido. Esto pasa con el oro. Hoy derribo tres mitos que impulsan sus acérrimos críticos.

Hoy te quiero escribir para echar por tierra tres argumentos en contra del oro. Son tres críticas que todos los economistas convencionales mencionan y defienden. Con mucha frecuencia doy entrevistas en televisión sobre el oro y siempre escucho esta misma línea de pensamiento en torno al metal precioso.

Me cansé de esto. Mi columna de hoy estará centrada en poner en jaque estos argumentos.

No perdamos más tiempo y avancemos.

El primero de ellos es que no hay suficiente oro para respaldar todo el dinero existente en el mercado financiero mundial. Los economistas del “mainstream” sostienen que el metal no es lo suficientemente abultado como para soportar esa oferta monetaria. El argumento es un sinsentido sin precedentes. Déjame que te explique…

 

Es cierto que no hay suficiente cantidad de oro a un precio de US$ 1.250 la onza. Para que calce la cantidad de oro a este precio con la cantidad de dinero global es necesario reducir la oferta monetaria de forma drástica. Es decir, deberíamos generar un proceso deflacionario. Pero para evitar esto, lo que se tiene que hacer es subir el precio del oro. Agarremos todo el oro disponible, pongamos un precio de US$ 10.000 la onza, por ejemplo, y con eso tendremos suficiente cantidad de metal para cubrir toda la oferta monetaria.

En palabras simples: una cierta cantidad de oro siempre puede respaldar la oferta monetaria en la medida en que el precio del metal sea fijado de forma propicia y adecuada. Sólo hay que agarrar la cantidad de dinero en el mundo, dividirla por la cantidad total de oro mundial, y ahí tendremos el precio de referencia del metal. Tan simple como eso.

Pero, ¿cómo convalidar ese extraordinario aumento del precio del oro?

Si partimos de los US$ 1.250 que vale la onza, un precio de US$ 10.000 implicaría una devaluación de 700% de la moneda estadounidense contra este activo. Suena a muchísimo y a extremo.

Sin embargo, la Fed podría hacerlo en partes. Primero aplicar una devaluación de 80% en un comienzo, después de un tiempo decir que el oro valdrá US$ 5.000 y en una última etapa US$ 10.000.

Más allá de esto que suena algo fuerte, lo que quiero demostrar es que el argumento de que no hay suficiente cantidad de oro para cubrir la oferta monetaria es falaz.

Argumento 1, caído.

Pasemos a la segunda consideración en contra del oro. Ésta tiene que ver con que el oro no puede soportar el crecimiento económico y del comercio global porque apenas crece a una tasa anual de 1,6%. Es incompatible con los procesos de expansión de la economía.

Los críticos señalan que si el crecimiento mundial oscila entre el 3% y 4% y el oro lo hace a una tasa de 1,6%, entonces el metal no puede seguir al proceso de expansión global y del comercio. La aplicación de un sistema de paridad contra el oro tendría un sesgo deflacionario.

Esto no tiene sentido.

La producción de las mineras nada tiene que ver con la capacidad de los bancos centrales de incrementar la oferta de oro. La razón es que las autoridades monetarias del mundo tienen un stock de 35.000 toneladas de oro. Pero las tenencias de oro totales son de 180.000 toneladas en el mundo, por lo que el sector privado tiene en su poder 145.000 toneladas.

Si cualquier banco central quisiera expandir la oferta monetaria, lo que tendría que hacer es imprimir moneda y comprar oro a cualquier tenedor privado del mismo. Como vemos, los bancos centrales no están limitados por la producción que puedan llevar adelante las mineras para aumentar sus reservas de oro o incrementar la oferta monetaria.

Segundo argumento, caído.

El tercer punto que la gran mayoría critica en relación al oro es que éste no genera ninguna tasa de rendimiento.

 

Es cierto, pero también lo es que el oro no se supone que tenga ninguna tasa de interés. El oro es dinero. Si tienes un dólar, un euro o un peso en la mano y lo mantienes por un tiempo, tampoco te generará interés. El oro es dinero.

Si uno quiere una tasa de interés, para tener un rendimiento positivo, entonces debes tomar un riesgo. Puedes poner tu dinero en un depósito a plazo fijo y obtener pesos por él. Pero cuando pones tu dinero en el banco, éste deja de ser dinero y se transforma en un depósito a plazo. Es por eso que ofrece un interés. Ya no es más dinero.

El dinero NO tiene tasa de interés.

Tercer argumento, caído.

El oro físico no genera un interés, pero no tiene riesgo asociado.

El primer acercamiento que todo inversionista debe tener con el metal es comprar oro físico. Al menos el 10% de sus ahorros deben estar nominados en el metal.

Pero dada la coyuntura actual y mi interpretación de que el oro podría estar nuevamente en un proceso de mercado alcista, con gran posibilidad de seguir subiendo, hay maneras muy atractivas para beneficiarse de este proceso.

En mi servicio Inteligencia Estratégica acerca a mis suscriptores grandes oportunidades de inversión en torno al metal.

¿Te las vas a perder?

 

Jim Rickards

www.igdigital.com

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